El cabello es una extensión o anexo de la piel, existen muchas afecciones que pueden originar la pérdida súbita o progresiva del cabello. Estas afecciones dependen de diversos factores como  la edad, el sexo, tipo de piel del cuero cabelludo, estado hormonal y antecedentes hereditarios de cada paciente.

Es una alopecia común en mujeres que puede iniciarse desde la adolescencia, pero es más común observarla en la tercera y quinta décadas de la vida. Se caracteriza por una disminución difusa de pelo en la región central del cuero cabelludo dejando ver el cuero cabelludo. El grosor del pelo se va reduciendo gradualmente y se aprecian zonas ralas o sin pelo de 3-6 milímetros entre pelo y pelo. La mayoría de las pacientes tienen el antecedente de un familiar de primer grado con la misma afección. La pérdida capilar se da de forma gradual y rara vez llega a la calvicie. Actualmente existen tratamientos aplicados y procedimientos mínimamente invasivos a base de factores de crecimiento que estimulan la fase anágena o de crecimiento del pelo.

Se refiere a aquella pérdida de cabello por debilitamiento de la vaina pilosa asociada a la tracción constante y mantenida del pelo. Es más frecuente en el sexo femenino a partir de la infancia por la costumbre u obligación como en el caso de las enfermeras de tener bien recogido el cabello. 

Se refiere a la pérdida de cabello muchas veces asociada a cueros cabelludos muy grasoso o seborreicos cuyos ácido grasos ocasionan un estado  inflamatorio persistente de la piel y del folículo piloso. Habitualmente está asociado a un crecimiento anormal de una levadura.

Es más frecuente en el sexo femenino, pero no exclusivo. Se debe a las variaciones de los niveles hormonales en las diferentes etapas de la vida, como son la adolescencia, el embarazo y la menopausia

Es una afección en donde ciertas células del sistema inmunológico atacan a los folículos pilosos ocasionado la  pérdida de cabello de forma súbita en áreas muy localizada del cuero cabelludo que da la apariencia de pequeños aros.

Se caracteriza por una pérdida capilar difusa caracterizada por una disminución de la densidad del cabello, es más común encontrarla en mujeres de edad media con pelo grueso antes del comienzo de la caída del cabello. Puede iniciar de forma súbita de 3-5 meses después del acontecimiento desencadenante. Dentro de los factores desencadenantes específicos está el parto, intervenciones quirúrgicas, periodos intensos de estrés emocional, fiebre, dietas drásticas, enfermedades sistémicas y medicamentos. Esto se debe a un cambio brusco de la fase de crecimiento del pelo (fase anágena) a una fase de reposo o de desprendimiento capilar (fase telógena). El pronóstico es bueno a mediano plazo con el diagnóstico y tratamiento adecuado.

Existen diferentes enfermedades como el hipotiroidismo, hipertiroidismo, diabetes mellitus, sífilis secundaria, anemia por deficiencia de hierro entre otras; que ocasionan pérdida de cabello.  La exploración física y la historia clínica detallada orientan al médico para hacer el diagnóstico de alguna de estas enfermedades que el paciente no sospechaba.

Actualmente existen tratamientos dermatológicos y procedimientos mínimamente invasivos eficaces que detienen la perdida capilar y que son capaces de promover un crecimiento acelerado del folículo piloso. 

Como ya se ha visto y debido a las distintas causas que originan la pérdida de cabello, el éxito del tratamiento depende de un diagnóstico acertado. 

A partir de un adecuado diagnóstico, el dermatólogo opta por una o varias opciones terapéuticas específicas para cada paciente.

 Dentro de las opciones de tratamientos se encuentran:

• Tratamientos dermatológicos tópicos y orales específicos 
• Suplementación oral del déficit de nutriente o nutrientes
• Micropunciones con Nanopore con factores de crecimientos estimulantes del folículo piloso.
• Aplicación intralesional de ingredientes activos a través micropunciones.
• Inyección intralesional de ingredientes antinflamatorios 
• Crioterapia

Cuando una persona se enfrenta a la pérdida de cabello debe de evitar las siguientes acciones:

• No aceptar o ignorar su problema, ocultándolo con sombreros, gorras o incluso modificando la forma de peinarse.
• Evitar comprar productos con publicidad engañosa que ofrecen una supuesta restauración total del cabello. 
• Automedicarse o usar shampoos por recomendación de algún familiar o conocido.
• Comprar vitaminas o suplementos alimenticios desconociendo sus efectos. El consumo excesivo de ciertos nutrientes como el selenio y la vitamina E, se pueden asociar a la pérdida de cabello.
• Reducir la frecuencia de lavado de cabello con shampoo.

Si ha presentado caída de cabello de forma inusual, visítenos y deje que el dermatólogo realice una evaluación completa para determinar la causa del problema. En gran medida, el éxito del tratamiento depende de un diagnóstico acertado desde el inicio, lo que se traduce en un tratamiento oportuno y eficaz.